Supongo que no es fácil ver el reloj tantas veces al día. A veces
pienso en mi inutilidad cuando empiezo a pensar en mí.
Hace unos meses, yo salía sonriente de casa. Incluso hasta
la gente me saludaba con mayor placer. Era una persona saludable; todos me
saludaban.
No sé qué ha pasado, pero eso ya no es así ahora. Por supuesto, los tiempos han cambiado. Ni siquiera me leen por aquí, ni siquiera sé dónde está mi amiga Sofía. A veces me retracto de lo que hice alguna vez, cuando entro al perfil de un buen amigo de la secundaria, alguien con quien platicaba a diario. Ahora si quiero escribirle algo, tengo que agregarlo a amigos. ¿Por qué nunca logro mantener mi boca cerrada? ¿Por qué mis dedos para escribir nunca se están quietos?
No sé qué ha pasado, pero eso ya no es así ahora. Por supuesto, los tiempos han cambiado. Ni siquiera me leen por aquí, ni siquiera sé dónde está mi amiga Sofía. A veces me retracto de lo que hice alguna vez, cuando entro al perfil de un buen amigo de la secundaria, alguien con quien platicaba a diario. Ahora si quiero escribirle algo, tengo que agregarlo a amigos. ¿Por qué nunca logro mantener mi boca cerrada? ¿Por qué mis dedos para escribir nunca se están quietos?
Hay varios proyectos personales, grupales e idiotas
que he iniciado. Ninguno a funcionado.
Un día podrá deshacerme de la suficiente gente, dejaré de
temer andar solo por la calle, dejaré de temer no tener whatsapps, ni
menciones. Dejaré de temer a no estar acompañado, pero mientras eso llega
seguiré fingiendo que me importa lo que dicen. Por dentro seguiré riéndome.
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