Bailan mis letras entre ti



No me vuelvas a mirar.
Somos una mujer y un hombre, nos gustamos, nos atraemos y nos deseamos. Noche tras noche, deseamos estar en la misma cama, en diferentes posiciones esperando ver el sol naciente de la lucha inquebrantable de las mil y un cunas. No me toques, puedo quemarte. Soy tan ardiente e intenso que en cualquier momento puedo incendiarte.
No menciones ni nombre si no es para decirme que me amas, no murmures si no es para una propuesta indecorosa mientras estemos en casa de mis padres, no muerdas mi boca si no es por un juego coqueto, no me lastimes a menos que estés vestida solo con lencería y estemos solos en casa esperando que los vecinos no escuchen.
No me controles, soy ansioso por la libertad, pero no soy nada si no te soy sumiso.
No me pidas poemas, porque nos hare, te escribiré versos, prosas. Todo eso en tu piel suave, áspera con las gotas de sudor, blanca y certera.
No llores, me matas. Parece que atas mi atención con cada palabra, no me tiendas la cama si en la noche mojarás las sábanas.
Qué ridículo es que pienses que todo es tuyo inclusive yo, todo eso tuyo puede ser, pero esta noche es para los dos.

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