Jubilosa entre hogueras, glamurosa en lentejuelas



No te preocupes. No estoy molesto. Todos cometemos errores, a veces yo también los cometo. A veces nos gusta creer que la amnistía no llegará, incluso hay veces que condecoramos a héroes falsos caídos, a veces ponemos verbos que no pertenecen a canciones, a veces contamos historias que jamás debimos contar, a veces platicamos de una aventura con una mujer con la persona que ama a esa mujer, y sin saberlo lo lastimas y él sólo finge sonrisa, pues no eran nada, sólo un amor de fantasía.
Fingimos y fallamos tanto que nos aterra caer con otra piedra, por eso regresamos al mismo camino y tropezamos de nuevo con la misma. Lo repetimos tantas veces, pero no nos hartamos, pues el cuerpo y ella el mío eran perfectos compaginándose, pero lamentablemente, su cuerpo no sólo compaginaba conmigo. Yo entendí eso de la peor manera, pero si lo pienso a detalle, creo que fue lo mejor, veía amor donde alguien veía una cartera llena y sábados libres, cuando entraba el buzón de voz, ahora sé que otra cosa entraba en ella.
Nunca me gustó hablar contigo de mi pasado, pues no fue tan feliz, y contigo todo en mí era sonreír, si te hablaba de algo era de ti y de los planes que tenía para nosotros, quizá nunca te mencioné que planeaba muchos sábados en mi cama viendo películas y comiendo pizza, quizá tampoco sepas que planeaba despertar los domingos junto a ti, pero, no te preocupes, yo soy el que iba a ir por la barbacoa.
Apenas ayer leí que un humano tarda 0.7 segundos en enamorarse. Me pregunto cuánto tardé en verte, cuánto tardé en darme cuenta que estabas en el mismo salón que yo, sentada junto a la ventana, justo cuando yo llegué tarde tú leías un texto del libro de mentiras. De los vagos recuerdos que tengo, sonrío cuando pienso que lo primero que hice al verte fue sacar mi celular, abrir twitter y escribir “conocí a un ángel” No estaba tan equivocado a final de cuentas.
Fuiste codiciada por tantos y no no no sé po po por  qué te convenciste conmigo, no sé por qué elegiste al gordo tartamudo que olía mal porque acababa de entrenar, también me recuerdo que mi cara resaltaba por mi barba  y mi ropa era un asco, pero aun así aceptaste ir conmigo por un helado. Y, bueno, todos sabemos lo que pasó durante ese Helado. Los mejores primer beso de mi vida.
Después de mucho, los eventos en sociedad nos empaparon, estábamos en boca de todos, siempre lucías belleza y yo siempre fui la bestia de la bella. No había foto que no nos tomaran, no había reflector que no acapararas. No había nada ni nadie que no te buscaba, no había nadie que no susurrara y no había nadie que como yo te amara.
Siempre hombres tras de ti, y yo siempre un paso delante de ellos. Mujeres nunca tras de mí, y tú siempre habitando conmigo, en mi déficit de amigos.
Hace unas líneas te mencionaba lo unidos que éramos, y ahora hablando de aun más unión ¿recuerdas la vez que fuiste mujer por primera vez? Lucías tan tímida y avergonzada, pero al caer tu vestido como caían las miradas de todos aquellos que no podrían verte, porque ese estéreo cuerpo con lunares era para mí y para la eternidad esa noche, cerraba los ojos y ya te extrañaba, tragaba saliva y sentía ahogarme sin tus besos. Cuando mesías tu cuerpo sobre el mío bajo la noche de infinitas estrellas, cada una de ellas recordaban por qué te habían expulsado de su clan, aceptaban que eres mejor acá en la tierra haciendo feliz a los mortales. En ese entonces sólo mi coche, yo y la eterna noche conocían tu desnudes absoluta entregándose en cuerpo y alma a una persona, sola a una.
Después de eso tuvimos tanta confianza, no había sonrisas guardadas, no había palabras que no se dijeran, no había noches donde no saliéramos a cenar, no había antojo que no cumpliéramos, no había película que no viéramos, no había caricia que no nos diéramos, no nos negábamos nada, no nos negábamos absolutamente nada. Pero después tú fuiste cambiando, de pronto tenías planes con amigas y yo usaba los boletos que ya había comprado para el cine. A veces iba solo, a veces acompañado… bueno, qué más da, iba sin ti. Luego comenzaste a pedir que no pasara por ti, que una amiga te llevaría, entonces fue ahí donde los versos que te regalaba eran solo agradecidos con un “Gracias, te quiero menso J “ y ahí fue donde yo te dejé de escribir, fue donde yo te dejé de hacer dibujo con letras eternas, fue donde yo supe que en ti estaba muriendo, fue donde supe que nos sofocábamos, fue donde temía que no haya el sido que tus labios haya besado y que tu cuerpo haya tocado.
Tu ausencia se notaba, nuestras visitas eran breves, y cuando te preguntaba qué pasaba, tú me abrazabas y me decías te amo, como si con eso arreglaras todo ¿recuerdas? Yo comencé a mandarte fotos de forma anónima, y tú te veías emocionada, tus amigas me contaron que tuviera cuidado, que había alguien nuevo en tu vida, que te mandaba rosas. Jamás supieron que era yo, hasta que un buen día te lo confesé. Tu cara de decepción ¿la recuerdas? Creo que lo peor me lo llevé yo. La mujer que me hace volver a querer y sentir, esa mujer no es la misma que conocí.
Y ¿recuerdas ese día que fui a tu casa sin avisar? Un coche tapaba el lugar donde siempre yo me estacionaba, el jardín de tu casa estaba sucio, tu perro parecía no haber comido y tu vecino se veía peor que nunca. Al intentar entrar a tu casa, me di cuenta que habías cambiado la cerradura, y al mirar por la ventana estabas tú con él, yo sin tú, tú sin mí y soledad con todos, menos contigo.
No recuerdo cómo reaccioné, pero cuando recordé ya estaba en el mirador Obispado, veía la ciudad y todo lo que vivimos en ella, leía tus mensajes y cortaba tus caricias de un tajazo.
Le platicaba a las botellas de cómo te encontré, les platicaba que hasta creo que me viste, y cuando me viste lo besaste aun más fuerte y con más pasión, supongo para que yo jamás volviera, pero si esta es la primera vez que te descubro, recuerdo en cuántas noches no contestaste el teléfono, preocupación para mí y seguro pasión para ti. Recuerdo las infinitas estrellas, recuerdo que tú pertenecías a ellas, debiste bajar, pero no debiste engañar.
Ahora vete con él y no me regreses nada, vete tú con tu actitud de reina ramera lejos de mi vista, llévate todo lo que trajiste con tu visita, no dejas nada, pues el problema no sería tu partida, sino lo que dejes con ella, recuerda que la reina y el peón vuelven a la misma caja terminando el juego, acuérdate de quién eras y de cómo llegaste a donde estás. Disfruta de los hombres, no te enamores, recuerda que somos crueles, un día podrás a encontrar a uno lleno de odio como yo y podrá matar, y eso es lo menos que mereces.
Preocúpate, estoy molesto, todos cometemos errores, pero no con tantos pormenores. Si te preguntan, tú y yo nunca anduvimos, me da vergüenza pensar que un día fuimos, poca mujer que tanto te di y todo me quitaste, quédate con todo, no vuelvas a visitarme. Tu ropa y recuerdos quedaron en el calle, cuando quieras pasa por ellos, si no es que los quemé, pues fue lo único en que en el odio por ti pensé.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nunca nadie comenta. Me alegra que tú sí lo vayas a hacer.