Cuando el escritor italiano Federico Moccia publicó su novela Tengo ganas de tí (2006), tal vez no pensó que de las páginas edulcoradas de su novela romántica nacería un rito nacional.
Como sus personajes, miles de italianos y turistas se suman a un pacto de amor cerrando un candado con las iniciales de ambos en la barandilla de un puente romano, par aluego arrojar a las aguas del río la llave, como metáfora de eternidad. ( ¡ ahh l’amore !)
El puente en cuestión se ubica sobre el río Tiber, que atraviesa Roma, y es el Ponte Milvio, construido originalmente por Nerón en el 206 antes de Cristo, aunque el actual es del año 1429. Hoy en día miles de candados se agrupan en una cadena puesta a tal efecto y se han convertido en un rito popular que ya atrae a turistas curiosos de participar de la cultura local.
Tanto es así, que los candados del amor se han multiplicado por toda Italia. Ya hay puentes y farolas encadenados en la Costa Amalfitana, en Florencia, en Lago di Como, Nápoles, etc.
Mejor que se te rompan los dedos antes de verte escribir de
nuevo, mejor que se caiga la tinta de mi cuaderno con las que se marcaban las
palabras deshilachadas de todos tuyos míos recuerdos, mejor ser honesto y decir
abiertamente cuánto te quiero, mejor no hacer rimas fáciles, pues así de
trovador fácil ganaré dinero. Mejor no más canciones rimando siempre en verbo,
mejor no más lonas con tu nombre pues sé bien que detrás de él maleza se
esconde. Mejor tirano, me gustaría romperte, ser tu villano. Mejor era sentir
tus besos en vez de sólo soñarlos, añorarlos y extrañarlos, mejores eran tus
caricias en mi barba de 4 días cuando decías que raspaba, pero aun así me
besabas, pues en tu vida era yo todo lo que faltaba. Mejor era tu cuerpo, hacía
requintos dolorosos con él, una figura estremecedora en la que quisiera estar
durmiendo en la parte de la espalda justo ahora. Mejor no preguntarte qué te
estorba, pues responderías que mi presencia, y eso no lo soportaría de nuevo,
porque ¿tú cómo ves esto? La línea larga del teclado simboliza un espacio,
mismo que marcaste entre tú y yo cuando estabas bien segura que lo que sentías
por mí ya no era amor.
Entendí que para ser feliz necesitas a alguien que sepa
estar sin ti, esté bien sin ti, pero que siempre prefiera estar contigo.
PD: Olvidaste unos besos. Mañana después de clases te
regreso todos y cada uno de ellos
Cuando tenía al rededor de 6 años, un señor pasaba por mi casa vendiendo nieve. Siempre pedía una de $5 con chamoy y chile. En ese entonces mi abuelo me compraba esa nieve. 10 años después sigue pasando el mismo señor y ahora compro yo solo mi nieve
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