Si por primera vez esto llegase a ti


Pude que sea yo la persona que más oportunidades ha desaprovechado. Quien más veces a dicho “No” por sentir no poder tener una gran responsabilidad y sentir no poder cumplir e insatisfacer a las necesidades de las personas que dependan en cierto modo de mí

No he leído tantos libros en mi vida como para poder decirte en una charla amena “Aquella frase que leí en aquél libro marcó mi vida” Tengo una buena capacidad de retención pienso yo, mas no retengo los malos momentos, eso siempre se me olvida, o para no ser tan duros, eso CASI siempre se me olvida. Siempre recuerdo los momentos buenos, los momentos que todos quisiéramos repetir en nuestra e incluso tratar de mejorarlos, y créanme que es un problema sólo recordar lo bueno. No siempre la vida es de recuerdos, la mayor parte de ella sí. Estar sentando esperando tu bebida mientras recuerdas a aquella mujer que te solía mensajear diciéndote cuánto te amaba y lo mucho que te extrañaba. Incitándote a lo prohibido por los estándares del bello.
Después de cada día viviendo con una esperanza cimentada en recuerdos donde tú y yo seguíamos juntos siendo felices, donde no me daba cuenta que no daba el ancho para ti, donde no veía que mi antipatía te abrumada, pero a pensar de eso yo sólo quería que sonrieras, que fueras feliz aun sin yo serlo. Siempre creí que estando contigo lo tenía todo, estando contigo era feliz, pero ahora estás con alguien más y leo todos esos estados en Facebook incitándolos al amor entre ustedes dos. El nombre de él también empieza con “E” y tengo la bonita costumbre de rayar en cada cuaderno de la escuela “A&E” y ahora tengo bien claro que esa E ya no me pertenece.
¿Recuerdan aquella vez que le dediqué en Facebook “I´m Yours” de Arctic Monkeys? Comienzo a creer que al igual que tú ella tampoco recuerda esa canción.
¿Saben? Ayer besé otros labios, era un sabor dulce, suave pero amargo, no revelaré el nombre de la desafortunada que besó los labios de un enamorado. Era un momento donde buscaba consuelo en lugares de lujuria donde sabía que no lo hallaría, sólo encontré un buen rato nada más, pero mientras yo estaba ahí con la dama que era un tanto baja de estatura, yo hacía remembranza de cuando a aquella dama abrazaba, de la cintura tomaba y mis labios le entregaba.

Ahora ya nada me incita a la prohibido, ya nada hace que suene mi celular aunque pase cada noche esperando tu llamada diciéndome “Regresa”, quizá ya hasta borraste mi número de tu agenda, sigo en tu lista de amigos en Facebook y me sirve para saber que a él sí le muestras tu amor, tus sentimientos, cosa que no hiciste conmigo y me alegra saber que eres más abierta a querer, todavía espero verte en aquél parque donde nos casamos, donde pasábamos horas y horas y donde los árboles y las rocas son testigos de nuestro amor, donde me mordías y donde me querías, donde veíamos a tu hermano pasear y donde yo todavía podía soñar.
Ahora te veo con él sentada bajo el árbol de nuestra escuela, ese que está cerca de la biblioteca. ¿Recuerdas cuando tú y yo nos besábamos tras la puerta del salón de 2 H ante todo el peligro que representaba que nos vieran? Todo eso desaparecía cuando te entregabas a mis brazos y yo te llenaba de besos y en cada uno iba yo entregándote mi corazón. Vaya, ese corazón.
Ahora lo veo a él esperándote en las escaleras, lo veo esperándote antes de salir al receso y pasar esos 20 minutos juntos como en segundo lo hiciste conmigo. Lo veo que te acompaña a esa iglesia que está atrás de la escuela donde tus papás pasan a recogerte y, cuando yo te acompañaba, era una carrera del tiempo entre tus besos y el claxon de tu papá que te llamaba a subirte ya al auto y volver a casa, a tu casa, donde yo soñaba que dormías y conmigo soñarías, donde yo pensaba y quería creer que le hablabas de mí a tus amigas y lo mucho que me querías y cómo yo te hacía sentir.

Anoche te vi, estabas en uno de esos sueños míos. Sólo sonreías y decías que en ti todo iba bien, que las cosas podrían ir mejor si pudieras del todo olvidarme, después de tratar de cuestionarte, decías “Es tarde, debo ir con él” Te ibas como si nada, como si pensaras que lo habías resuelto todo, como si mi cielo gris no existiera para ti, como si cada momento se haya desvanecido y ahora puedas besarlo a él y decir “¿Eduardo? ¿Quién es él?”
¿Cómo terminaste con todo? Pensaste que te era infiel.

Ahora bien, estás con él y eres feliz, no sé si tus “te amo” ya le hayas regalado o estés en proceso de hacerlo, pero ojalá lo digas y sientas de verdad ese verbo. Ojalá sientas lo que yo sentía por ti y verás cómo en serio yo moría por ti. Él se llama Efraín, y quizá es mejor que yo. Pero tú sigues siendo mi Reina de Uxmal. Tú ya sabrás por qué

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nunca nadie comenta. Me alegra que tú sí lo vayas a hacer.