¿Un consejo? Autoexplórate
No sé de qué escribir, en las noches y tardes todo me habla
de ti, y lo que menos quiero es recordarte, pero siempre mis letras terminas reflejándote
como el tiempo en el que no te tengo, donde no te veo, pero siempre apareces en
estas maleables letras.
No quiero escribir de ti, no quero volverte a nombrar, no quiero hacerte verso y no quisiera querer robarte un beso. No es siempre tu recuerdo, sólo cuando estoy solo y te apareces en mi mente, ilustre y bondadosa, pero esos adjetivos en la realidad no embonan. Al menos te tuve en tu mejor época, antes de que te volvieras una… una como tú. Y entiendo que no se acabó lo nuestro, lo dejamos morir que es diferente.
No quiero escribir de ti, no quero volverte a nombrar, no quiero hacerte verso y no quisiera querer robarte un beso. No es siempre tu recuerdo, sólo cuando estoy solo y te apareces en mi mente, ilustre y bondadosa, pero esos adjetivos en la realidad no embonan. Al menos te tuve en tu mejor época, antes de que te volvieras una… una como tú. Y entiendo que no se acabó lo nuestro, lo dejamos morir que es diferente.
Eres una certeza, una que quisiera vivirla y no deshacer en
pensamientos, porque hoy espero que las horas avancen rápido, que los minutos
corran y que el reloj no pare al pensarte, espero con ansias el día que no te
mande un whatsapp y no tenga respuesta tuya, espero con ansias el día que no te
extrañe, porque te extraño y no te amo, aunque amar es existir, sin embargo
existo.
Me quejo de cosas que yo mismo provoco, de mi ausencia en
fiestas, del alejamiento que tengo con mis individuos cercanos, me quejo de mi
soledad que provoco. No es la soledad misma la que molesta, sino la misma naturaleza
de querer alejarme. Y mi alejamiento es confuso, nunca me he tenido seguridad,
nunca he sido optimista ni con tanto autoestima. No me siento atractivo con barba (tampoco sin
ella) y sin embargo dejo mi barba, así evito temores, temor de que alguna mujer
se me acerque y no sepa que decirle, y en caso de algo decirle, terminar
hablando de lo mal que hice mi vida pensando estar enamorado a los 14 años.
¿Ahora notan mis temores? No es temor a dañar, es temor a que de mí terminen
hablando mal, diciéndome histérico, loco o que me aferro a un pasado.
Y vivo en miedo e inseguridad, y no es mía por insumo, es
porque me dices “No somos nada” cuando me tratabas como si lo fuéramos, y tu
indiferencia es la que duele, duele más que pegarse en el dedo chiquito del pie
con un mueble. Duele y me confunde, me hace tan inmune. Porque las mujeres
caprichosas son bonitas, los primeros 6 meses, luego se vuelven el doble de
caprichosas y siguen eternamente hermosas y uno como hombre ¿qué hace? ¿Negarle
a ese busto sus caprichos? ¿Decirle “no” a esos labios carnosos? Y desde tantos
rechazos, tienes la pinche maña de ponerme de mal humor cuando más feliz ando,
y al principio hablo de una y ahora hablo de otra, una que me da miedo de
gustarme, una cruel como la misma Madre Teresa de Calcuta. Y entonces ellas
hacen su berrinche, esperando a que hallemos la forma de contentarlas, y
nuestra cartera sabe contentar, pero también nosotros nos damos cuenta de lo
mal que esto va
Es triste no tenerte, es triste extrañarte, es triste no
poder todo lo que me pasa contarte, es terrible no oler tu pelo, es horrendo
que no muerdas mis labios, es inaudito que tu ausencia no me deje estar con
alguien más, aunque prometí olvidarte cueste con quien me acueste, y cuando estábamos
juntos de nada servía mi punto de vista, si le dabas más caso y atención a tus
amigas que a mí. Y es envida de que rías con él todo el día en vez de que rías
conmigo, es esa terrible idea de que me veas como un lejano amigo. Una persona
que quisieras convertir en olvido. Pero llega ese glorioso momento en que te
das cuenta de que ya no necesitas a esa persona contigo para salir adelante,
porque de verdad llega ¿verdad? Díganme que llega, por favor. Aunque sé que es
fácil cuando llego a casa con la presión de tareas, parciales y deportes, con
sólo ganas de dormir, ganas de no saber de ti, y te sueño y estás ahí. ¿Cómo le
hago? Si en mis sueños ya hasta te he matado, pero llega tu fantasma diciendo
cuánto me ama, luego ríe y se va, dejándome ilusionado, luego veo tu Facebook y
salen fotos tuyas con él de la mano. Y
aprendí a no rogarte, las cosas son o no son, pero nada impide en letras
desahogarme. Y ahora sé que no debo aferrarme a nada ni a nadie, se fue porque
necesitaba o tenía que irse, y su futuro no era junto a mí, y hoy más que nunca
veo en él todo lo que yo no te di, porque no era yo para ti ni tú para mí, y
ahora estamos yo sin tú, y tú sin yo. Él con tú y nadie conmigo, sería fácil rimar con “amigo” pero eso parece
ya lo tengo perdido
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nunca nadie comenta. Me alegra que tú sí lo vayas a hacer.