En noches así, o incluso peores, te tuve conmigo, y cuando digo "tuve" me refiero a estar los dos frente a una computadora diciéndonos, escribiéndonos cuánto nos deseabamos, pero ni podíamos mutuamente tocarnos.
Me gustaba creer que lo que expresabas era cierto, que yo era especial y que no había nadie más, no digo que no haya sido así, pero de verdad me gustaba imaginarlo, recordarlo y hacerme sentirme valioso para alguien importante no sólo en mi vida, sino en la de tantos.
Palabras alineadas de tal manera que en mí causaban suspiros, y había noches en donde eramos tú, yo y nuestras cámaras web, esos momentos, letras e imagenes me hacían estar tan seguro que en la cama sólo quisiera estar contigo, pero siempre pensé "¿Cómo se lo pido?" y no creo que eso haya sido sólo algo mío, en tu prosa y gestos se notaba que también querías, cuando estabamos juntos tomabas mi mano y la llevabas a lugares para mí extraños, veía en tu cara el placer y en la mía la emoción de hacerte sentir mujer.
De todo eso hace ya mucho tiempo, ahora veo las cosas de una forma diferente y sé que a veces lo nuestro no acababa por el temor a quedarnos sin placer, tú sin sentirte mujer y yo sin sentirme hombre pianista.
A veces creía que en ti yo era casi nulo, un amor pasajero, ya vendría otro, pero luego recuerdo algunas llamadas con motivos idiotas, quizá el motivo era una excusa para oirme, así como tanto quería oirla yo a ella. Esa idea, después de meses aun me hace sonreír, detalles que nunca noté y hoy quisiera volver.
Como esa vez que dijo que su mascota se perdió, me escribió que necesitaba un abrazo, yo le escribí que le mandaba un abrazo muy fuerte, ella respondió "Gracias", sólo gracias, el idiota fui yo, debí entenderla, debí ir con ella, abrazarla y buscar a ese perro. Y en cambio, escribí un abrazo. ¿Cómo escribes un abrazo? Con mucha idiotez, claro está. Todas esas redes sociales, que tienen razón en llamarse redes porque te envuelven y acaban con lo mejor que tienes, pero dándote peso extra, enfermedades y celos, todas esas redes sociales son las culpables, pero también gracias a una la conocí y me enamoré. Los dilemas son cada vez más coherentes frente a lo intacto de lo mucho que causaba en daño con mis actos, sufragios de fidelidad que le di, sufragios de fidelidad que me regresó, pero esto debía acabar, y dicho y hecho acabó. Sin tan sólo a aquella no la hubiera conocido, hoy tú seguirías conmigo. O no.
En noches como esta te tuve soñándome, enamorada de su enamorado, soñando tenerme y despertando de esos sueños gracias a mis mensajes molestos, que sabía que no te desagradaban, te encantaba saber que a toda hora me acordaba de ti, como tú de mí ¿verdad?. Complacías en mí lo incomplacible, pero yo siempre fui el cumpable de tus placeres, placeres que otro podía provocar, y hasta hoy me di cuenta de eso, no es que no haya sido especial, es sólo que lo fui en su momento, porque hubo épocas mejores para ella, pero para mí ella fue mi mejor hablando de todo lo posible, de todo lo intangible.
En noches como hoy vives en mi cuarto, como yo alguna vez viví en el tuyo. Siempre fue inútil regresar contigo, aun yo queriéndote de mis besos no querías saber más, como yo de tu olvido. Hac tiempo recogí mis maletas de tu cuarto, saliendo así de tus sueños. Tu pareces dormir en mi misma cama, posarte en el sillón mirándome, pero al amancer, al despertar, cuando sé bien que ya no estás, es cuando te vas con él, cuando te vas a donde perteneces. Pero estás aquí callada, viendome advirtiéndome de que ya no te tendré como te tuve, pero en noches así me doy cuenta que a la actual tú, no le regalaría un día de mis días, la vieja tú puede vivir en mí, pero de ti así no quiero saber más, no me dolería verte llorar ni caer
En noches como esta, o peores, estuvimos juntos indomables en letras y fabricando recuerdos, que hoy sé no fueron en vano. Te extraño
Clic. Sobreviví a tus caricias, mis lagrimas te extrañan, funciono porque te recuerdo. No bastas.
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