El blues del niño rico


Entonces yo así crecí, en medio de una familia nivel medio bajo, eduacado por dos honrados padres, educado por mis abuelos y siempre confiando en mí y en que a mi edad empezaría a ser próspero.
No pedía mucho, sólo un lugar dónde jugar solo, porque compañía siempre me faltaba y juguetes cualquiera.
Nací creyendo que $10 era mucho dinero, nací viendo el cerro del topo chico, la sierra madre y el cerro de la silla junto a algunas primas y mi abuelo, que está muerto ahora.
Crecí creyendo que la felicidad consistía en estar bien contigo mismo, crecí pensando en que a todos les importaba lo que hacía, es por eso que cada dibujo se lo mostraba a mamá, pero nunca vi ninguno pegado en el refrigerador.
Crecí cuidando a mis perros, ellos siempre fieles conmigo.

Ellos crecen rodeados de lujos, crecen con un futuro seguro, crecen sin tener que ir al seguro social a hacerse chequeos, ellos van con pediatras carísimos sólo para que les digan “El niño está bien”
Crecen siendo presentados en sociedad, saliendo su bautizo en la portada la sección de “Sociales” en el periódico el norte, crecen al lado de sus abuelos europeos que siempre tenían un cuento que contarle de sus viajes por el mundo ( a mí mi abuelo me hablaba de lo mucho que trabajó, de cómo hacía para conseguir comida y me decía “el pistolero”), luego dejan de tomar tanta importancia y van a una guardería donde van a recogerlos y luego al parque, del parque regresan a casa y los mantienen ocupados, pues con esa falta de atención, es normal que quieran hacer desorden, luego van a ir a un colegio privado carísimo. Harán varios viajes a Europa y se darán cuenta que tienen lo que muchos no; dinero. Aprenderán a despreciar al malaventurado, aprenderán que el dinero les abrirá las puertas, aprenderán mal.
Irán a la secundaria ya pensando en la preparatoria donde les darán su primer coche y las mujeres lo seguirán. No conocerán mis rumbos, si a caso sólo cuando se dirijan al Aeropuerto sabrán que estos lugares existen. Irán a la universidad, la Ibero quizá, luego se irán a Europa a estudiar, volverán con dinero propio, pero una propiedad y trabajo ya los espera aquí, prosperarán y crearán una familia con una persona llena de dinero como pareja, y otro niño igual nacerá.

Ellos no vivirán lo que viví yo, no sentirán lo que sentí yo, no se quemarán por el sol cuando corren a tomar el camión, no tomarán agua de la llave de un parque como yo, no jugarán fútbol y la policía no llegará a correrlos. Ellos NUNCA serán como lo soy yo.

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