La urgencia de la comunicación


Ayer cuando me enteré del tsunami que afectó Japón enseguida traté de ponerme en contacto con los amigos que tengo allá. Después de minutos angustiantes, varios de ellos me hicieron saber que se encontraban en Tokio y la cosas no habían pasado a mayores. Conforme pasaba el tiempo, las noticias se volvieron mas desalentadoras por los problemas en la planta nuclear de Sendai y los primeros reportes de víctimas mortales (hasta el cierre se han contabilizado 600 según la televisora NHK), y el ánimo para los que se encuentran allá se volvió mucho más sombrío. Por lo que me han contado la situación es horrible y los que pueden han decidido tomar aviones aunque signifique permanecer dos días más en la isla.
Cuando se registró la explosión y fuga radioactiva en Sendai los japoneses recurrieron a internet para contactar amigos y familiares que se encontraban cerca de las zona de riesgo y se supo que hasta el momento hay cuatro trabajadores heridos...
El miedo y la angustia han hecho presa de Japón. Nosotros como simples espectadores sólo nos queda imaginarnos el dolor.. Mientras, algunos gobiernos han decidido organizar donaciones y mandar apoyo.
Los tsunamis son normales pero las consecuencias por la fuerza de estos movimientos van muchas veces más allá de la imaginación. La acción del hombre sin embargo, no interviene en estos procesos naturales. Hay que entender que Japón posee una geografía que favorece la aparición de olas gigantes por las llamadas zonas de subducción, en las cuales los continentes chocan y se desplazan al interior o quedan arriba de otras placas. Éstos eventos suelen ser muy violentos dependiendo de la energía que necesite la Tierra para llevarlos a cabo.

Espero que mis amigos, Rosarinn, Yumiko, Javier, Tatiana, Maxim y Florent así como  Yozuru, Mao, Daisuke, Kanako, Miki y Akiko así como los abuelos de Mirai se encuentren seguros. Saludos y bendiciones a ustedes.



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