500 dias con sumer

Esta es de las mejores indie peliculas que e visto,para el que no sepa,yo soy indie


La historia es chiquita. Cuenta los altibajos de la relación entre Tom Hansen (Joseph Gordon-Levitt, el pibe de “3rd Rock From The Sun”) y Summer Fin, (Zoey, la bella, dulce y adorada Zoey), y como toda película indie es simple pero sumamente disfrutable. Desde los títulos todo parece haber estado programado para que me guste mucho: buena música, buenos actores no muy conocidos, humor inteligente y alguna que otra referencia a Star Wars. Es una comedia romántica excelente producto de un guión que se nota más que sincero y un ensamble que encaja perfecto con la historia (prestarle especial atención al papel de la hermana del protagonista).
Pero vamos al tema que más nos interesa:
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¿Qué es lo que tiene esa chica? ¿Talento? Si, y tiene onda, mucha onda. Pese a haber trabajado en varias producciones más hollywoodenses como “Yes Man” o “The Happening”, su filmografía se destaca por estar poblada por muchas películas que no llegaron al país ni siquiera en DVD. Nació en Los Ángeles en 1980 y a partir de su papel en “Casi Famosos” empezó a llamar la atención. Pasó a ser un punto recurrente en películas más independientes como “Manic”, “The Go-Getter”, “Flakes” o “All The Real Girls” (por la cual ganó el premio como Mejor Actriz en el Festival de Cine de Mar del Plata). Armó un dúo de indie folk junto a M. Ward llamado She & Him con un disco editado en 2008 y otro programado para el año que viene, y encima de todo ligó el papel de Janis Joplin en la retrasada producción de “Gospel According To Janis” (ahora programada para estrenarse en 2010). Y también se casó con este flaco:
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Lo que nos lleva a todos nosotros a tener ciertas esperanzas.
httpv://www.youtube.com/watch?v=YAvnOWc5uD0
Algunas cosas que llevaron a Zoey Deschanel al lugar de “chica indie” por excelencia:
• Corte de pelo sesentoso
• Look chic
• Buen gusto para la música
• Mirada medio naif
• No es una actriz masiva
Todas estas características se ven claramente ejemplificadas en su primer advenimiento a la cultura de masas: el papel de la hermana de William Miller en el film “Almost Famous”, al que ya he mencionado en pasados artículos como el gran fetiche de esta redacción (El Pedro tiene un póster de Kate Hudson en su oficina, yo tengo uno de Ben Fong Torres)
Aquí hay un paralelismo interesante: considero obsoletos los discursos que plantean la transición de ser un chico a ser un hombre vinculados ya sea a la ceremonia religiosa, o al ritual de iniciación sexual o cosas por el estilo. Uno se hace hombre cuando escucha “Tommy” por primera vez. Y es Zoey la que nos trajo “Tommy” a todos nosotros, y nos dijo que lo tenemos que escuchar en la oscuridad con una vela prendida para poder ver nuestro futuro, la que nos hizo lo que somos, un conjunto de apáticos, adictos a la cultura pop y al humor ácido. En esa impecable metáfora de Cameron Crowe ella es la encargada de abrirnos las puertas del mundo.
El otro día estaba pensando que es hora de blanquear al “indie” como tribu urbana, o algo así. Reconozcámonos como gente de fetiches. Nos gusta consumir cosas que la mayoría de gente no conoce (les aseguro que el 80% de la gente que escucha a Belle & Sebastian no lo harían si fueran más masivos), aunque no nos ponemos en el lugar de sub-cultura letrada. Nos gusta que las cosas nuestras sean nuestras y no de los demás, y por cosas me refiero explícitamente a consumos, de películas y música sobre todo. Lo interesante que solemos ir en contra de los estereotipos, pero al mismo tiempo estamos creando uno nuevo. No somos gente fácil, nunca vamos a admitir que nos calienta Angelina Jolie.
“Calienta”, esa palabra es clara. Zoey Deschanel no te “calienta”, te “enamora”. Angelina está “fuerte”, Zoey es “preciosa”. En algún lugar es algo parecido a la dicotomía nacional de modelos y vedettes, pero entra en juego otro tipo de sensibilidad, entra en juego la diferencia entre una noche de sexo lujurioso y una noche viendo alguna película de Woody Allen (de los 60s o 70s, obvio) y charlando sobre lo groso que es el último disco de Regina Spektor hasta las seis de la mañana (este es el momento en que algún lector estará pensando que tengo que dejar de escribir e ir urgente a comprar una caja de tampones, pero haré caso omiso de todos sus chistes misóginos, o por lo menos de todos los chistes misóginos que se me están ocurriendo a mí)
La cuestión es que Zoey Deschanel representa un ideal de belleza relativamente alternativo, del mismo modo que lo hace Ellen Page, y nosotros las mitificamos, y las imaginamos cantar, o tocar el bajo eléctrico, o contando porqué los Stones les gustan más que los Beatles, o viendo repeticiones de Seinfeld y cosas así. Y aunque como todo mito, sea probablemente una gran mentira, es una mentira que nos gusta creer.
El pensamiento indie (¿hay algo así como un “pensamiento indie”?) es en muchos sentidos similar al imaginario nerd. Porque nuestra forma de totemizar no pasa por el centerfold de Playboy, es algo si se quiere más enfermizo. Porque no nos quedamos en lo carnal o estético (aunque esto no se deja de lado) sino que damos un paso más, estableciendo un vinculo de corte más afectivo. Hay un trabajo de construcción del fetiche mucho más elaborado, hay un esfuerzo puesto en pensar que a ella le debería gustar The Clash o Lou Reed, y las películas de Jarmusch. Y es un esfuerzo que `puede llegar a agotar, ya que lo más posible es que alimente nuestra desilusión con respecto al mundo que tenemos que habitar.
Mierda, empecé escribiendo sobre una película, despué me fui para el lado de hablar de una actriz y termino con un ensayo sobre un tipo de imaginario romántico. Tengo demasiado tiempo libre, debería conseguirme una novia, ojalá que sea parecida a Zoey…

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